Desde que fuera anunciada la nueva categoría de clásicos del Dakar, en la que una treintena de vehículos y camiones de más de veinte años tendrían que superar miles de kilómetros a través de las arenas y dunas del desierto de Arabia, los apasionados de los clásicos celebramos la iniciativa y nos embarcamos en esta emocionante aventura plagada de retos y dificultades que harían aún más atractivo este mítico rally.
A través de las redes sociales hemos seguido particularmente el periplo del equipo vizcaíno pilotado por Ignacio Corcuera "Livingstone" y el copiloto Iker San Vicente, que nos hacían vibrar y vivir con ellos todas las peripecias de cada etapa, a través de fascinantes imágenes que mostraban la belleza y dureza del terreno. A bordo de su Volkswagen Audi Iltis Tipo 183 de 1980, apodado "el Coyote" (sin Correcaminos) por el color naranja, se lanzaron a revivir la hazaña y "recuperar la historia y recordar la efeméride de que este vehículo hace 40 años fue el primero que ganó la categoría de coches", explica el piloto vizcaíno. La restauración del vehículo, llevada a cabo en Erandiopor Retromobile Bilbao se realizó bajo la máxima de mantener su esencia, de acuerdo a las declaraciones del piloto: "le hemos añadido los elementos de seguridad que piden para la carrera y lo hemos restaurado. Pero hemos querido ser lo más originales posibles en cuanto a lo que era el vehículo de serie"
El reto de Livingstone se originó realmente dos años atrás cuando propuso a la organización del Dakar la instauración de una sección de clásicos, tal como se viene haciendo en otras pruebas de reconocido prestigio como Montecarlo o Le Mans, sin olvidar la primera prueba de regularidad sobre tierra con vehículos clásicos que recorre España y Portugal, la SpainClassic Raid. Una vez cumplido este objetivo, llegaría un reto más complicado aún: terminar la prueba. Tras ser otorgado el dorsal 200 en el lateral del coche, el primero de la categoría, comentaba el piloto que "ya haremos historia cuando bajemos de la rampa de salida y llevar el número 200 significa un reconocimiento internacional a la labor que hemos estado haciendo para que se establezca esta modalidad".
Estaban todavía a doce etapas de culminar la gesta cuando Livingstone declaraba que "el recorrido va a ser exigente y hay un mayor componente de aventura y navegación. Ya no va a ser todo correr por correr. El tema de la regularidad hace que tengas otras estrategia y la labor de los copilotos es esencial. En mi caso voy con Iker San Vicente, al que conozco muy bien". Desde la primera etapa, la Asociación de Clásicos de Euskadi-ACE, cuya insignia ha resistido en el parachoques, ha retransmitido puntualmente la información que llegaba en directo, acompañada de imágenes que reflejaban las condiciones del terreno. Así sufrimos en directo la incertidumbre por la pérdida de la señal del GPS y de los amortiguadores, los fallos del motor de arranque en caliente, el reventón de la rueda trasera izquierda, fallos que sin embargo entraban en la quiniela, según Iker, quién relataba que "el coche es ingobernable en pistas en 4ª velocidad, por lo que iremos en 3ª en las etapas 5 y 6, y rezando porque el motor de arranque está avisando". Y también alegrías como el comportamiento espectacular del "Coyote" atravesando unas brechas de terreno descarnado por las lluvias torrenciales, o cuando el veterano Pere Maimí, del equipo catalán ClassicsCompetició acudió en su ayuda en cuanto levantaron el capó. De esta manera, sin equipo de asistencia, con mucho trabajo y pocas horas de sueño, completaron casi 8.000 kilómetros en dos semanas.
Además de al equipo de Euskadi,primero en la categoría HN.2 PRE86 con el 4x4 más antiguo en finalizar el Dakar y recibido con todos los honores en el estadio del actual campeón de la Copa, felicitamos calurosamente a Joan Donatiu y Pere Serrat que tras superar una difícil y última etapa, donde el coche tanto se hundía en la arena como se arriesgaba a un pinchazo en terreno pedregoso, pasaron dos veces por el podio: una, para recoger la placa de vencedores de la clase H2 de medias altas y otra para recibir el Tuareg por el segundo puesto en la general. En la otra cara de la moneda queda, por desgracia, el fallecimiento de Pierre Cherpin, que sufrió un accidente en la séptima etapa del que era su cuarto rally.
Tras mas de cien años de historia de la automoción, la entrada en el 2021 viene a recordarnos que desde los polvorientos caminos y doradas dunas de Arabia Saudí hasta las nevadas carreteras de Madrid, los coches clásicos siguen más vivos que nunca. Y que su pervivencia es una labor de todos, para todos.
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